Es muy difícil para mi poder escribir una entrada en el blog
si no tengo conexión a internet, y eso es lo que me está pasando, al parecer en
la casa hay WiFi, pero ¿cuál es el problema? Que al ser un casoplón de estos
que dan miedo, como los de un película de terror (que viene con gato negro
incluido) es muy difícil, por no decir imposible, que me llegue la conexión
para poder hablar con mi familia, con mis amigas y con mi novio, lo que hace
que frustre de una manera increíble.
Para colmo, ayer, el día en el que se supone que llegaría a
las 19:15 de la tarde, llegué a las 22:47 más o menos ya que había huelga y
claro, a joderse se ha dicho.
El día de mi llegada, es decir, ayer vino a buscarme el
patriarca de la familia, ya que alguien debía de quedarse en casa con los
niños. Lo primero que pensé al aterrizar fue un “Joder, que caca aeropuerto es
este” y no exagero cuando digo que el aeropuerto de Rotterdam es sumamente
enano, vamos, es pequeño hasta para los enanitos de blancanieves.
Lo primero que se hizo nada más llegar fue enseñarme el
casoplón este en el que estoy viviendo y llevarme al último piso donde está mi
habitación. Una habitación que viene a ser el doble que la mía, con su cama, su
armario, su cómoda, dos sofás…DOS, ¿para qué quiere alguien dos sofás en su
habitación? Eso sí, salgo de la habitación y tengo mi ducha y mi lavamanos, si,
solo eso, es un baño a medias, pero no me quejo ;)
Lo que más me gusta de mi habitación es que tengo una
especie de balcón super chulo, que no puedo abrir porque se me es imposible
mover la dichosa llave.
Y ¿cómo está siendo mi primer día? Pues teniendo en cuanta
que ayer entre una cosa y otra. A las doce y pico me fui a dormir, por lo que
la familia me ha dejado la mañana para mí ,y digo la mañana porque hasta las
tres no llega Pieter (mi hostfather) y si, obviamente es mi primer día y he
echado mucho de menos a los míos.
Con lo demás, pues me he puesto en contacto con más au pairs
de la zona, así que espero dentro de poco poder salir a visitar esta ciudad,
que por lo que me han dicho es una pasada.
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